CAPITULO 21: UN HALLOWEEN PARA EL RECUERDO ( PARTE 2 )



Joder, no era un "pequeño diablo" que estaba fumando para hacerse el malote, era un pobre joven de veintitantos con un problema de enanismo. Me sentí avergonzado por mi actitud y no pude parar de mirar de un lado a otro mientras mis anquilosadas y jurásicas neuronas buscaban una salida, un pequeño escape para poder avanzar en esta embarazosa situación.
- Perdoname tío te confundí con un chaval - Dije tartamudeando - Siento haber jodido tu cigarro permíteme invitarte a uno - Ofreciéndome un cigarro de tabaco rubio.
- Estás perdonado. - Dijo - Por desgracia estas cosas pasan a menudo, al menos tú solo querías ayudar a un chaval que estaba fumando, eso te honra.


Estuvimos charlando un buen rato, donde me contó que se llamaba Emilio, era un estudiante de filología inglesa y venía a visitar a Jessi "Galletas María" ya que iba a ayudarla con los preparativos de la fiesta.
Tras estar de cháchara durante unos veinte minutos en la calle era hora de subir a comer y momento para él de visitar a nuestra querida amiga. Fuimos juntos dirección al ascensor y me despedí de él. Volvería a verle en la fiesta, por esa camiseta de la mítica banda de rock madrileño "Porretas" que llevaba, supuse que podría hacer buenas migas con el en el guateque.
Al llegar a casa fuí directo a hacer unas abdominales, si esta noche iba a ver fiesta de la buena que menos que ejercitar un poco esas chichas cada vez menos colgantes que adornan mi cuerpo. Quién sabe, quizás esta noche cazé una mujer interesante con la que poder dar rienda suelta a mi "inocente" imaginación, aunque si empleo la lógica por causa mayor, lo único parecido a una mujer que voy a ver va a ser en un ordenador, una web porno y bajo una resolución de 32 colores a 30 fps por segundo, así es la vida damas y caballeros.
Tras media hora de intenso ejercicio ( si intenso, podría mentiros pero para que voy a hacerlo, sabéis hasta como se llama mi miembro viril ) mis sobaqueras olían peor que una concentración de hippies en pelotas en un día caluroso de Agosto, lo mejor que podía hacer era ducharme y preparar la comida.
Mientras me duchaba y esparcía ese gel de marca blanca en mi piel pensaba en lo que acontecería durante la noche, podría ser un momento perfecto para hacer caja vendiendo marihuana a los pipiolos amigos de esta señorita llamada Jéssica o por otra parte podía dedicarme por una vez en la vida a disfrutar del momento e intentar conocer personas que aportasen nuevas experiencias vitales en mi vida, creo que apostaré por la primera opción, el dinero no otorga felicidad, pero creedme cuando os digo que otorga tranquilidad y eso en un contexto no menos literal es un simil de ser feliz.
El día transcurrió con normalidad durante la tarde, no mucho trabajo más que una pequeña "ñapa" que tuve que realizar en casa de Don César debido a que una tubería reventó, pero menos mal que era de la cocina y no de las aguas fecales.
Cómo anécdota reseñable, volví a subir por tercer día consecutivo a casa de Don Marcos ( el señor del séptimo ) a tomar un café y charlar sobre fútbol. Si Pedrerol nos viese seguro que postaba por ficharnos de tertualianos para plantarle cara a los Alfredo Duro y compañía. Con este señor cada vez me llevo mejor y creerme que dará buenas historias para narraros.
A las diez de la noche ya me encontraba en casa en frente del espejo viendo que ropa ponerme. Podía escuchar por el ruido proveniente de los patios de luces que la chavalería universitaria ya estaba llegando al lugar, gritos llenos de feromonas buscando diversión a raudales se escuchaban sin parar, esta noche podría prometer ( y seguramente más de un vecino me llamaría alertando del ruido sin saber que yo sería participe de él ).
Ante ese trozo de cristal de Ikea adornado de una ligera tabla de contrachapado de madera se encontraba mi cada vez menos demacrado cuerpo. Un grupo curioso de estrías se arremolinaba en mi cadera, enseñando que en pasadas épocas ( y no muy lejanas... ) grasientos trozos de carne rellena de colesterol apelmazaba la zona.
El pecho mostraba mayor definición que otras zonas sin haber ya esa capa caída que otorga el denominado efecto "tetilla" en los hombres, ideal para ordeñar en épocas de vacas flacas. La barriga mostraba cuatro pliegues perfectamente alineados fruto de la mantilla de flacidez que aún albergaba en ella.
Las piernas delgadas y un culo echado para dentro, herencia de mi padre que en paz descanse, lo que siempre me vino muy bien para lucir pantalones pero dejando en evidencia la barriga de tabernero amistoso de bar de pueblo que tengo. Bueno, al menos de cara no soy tan feo, si me pones al lado de Gabino Diego medianamente salimos empatados, algo es algo.
Tras echarme un poco de Brummel, mi colonia de menos de diez euros favorita, agarré 20 bolsitas de 10 euros de marihuana que había preparado meticulosamente para la ocasión, no creo que fuese dificíl difundir un poco de "naturaleza" entre los zagales, como diría el Fary ( que Dios lo tenga en su gloria ) la mandanga es la mandanga y los chavales a su gusto la camelen.
Baje las escaleras rumbo al sexto agil y veloz, engominado de arriba abajo ( sólo me falto echar gomina a las cejas para parecerme más a Mario Conde ) y sin haberme disfrazado. Muchos pensaréis que soi un gilipollas por no ir disfrazado a una jodida fiesta de disfrazes, sé que la lógica es aplastante y que voy a cantar más que un gitano en una reunión de VOX, pero todo tiene su explicación.
Soy el conserje del edificio y ya habréis visto que algo obsesivo, si algo saliese mal esta noche, los vecinos buscarían al conserje al igual que la policía, si voy vestio de calle siempre puedo alegar que alertado por el ruido fui a inspeccionar la zona, así que viendo esto como un business siempre y cuando no me pase con el alcohol tendré la situación más que dominada.
Al llegar a la puerta un grupo de cuatro chavalitas estaba ya llamando, abrio Jessi que llevaba un sugerente vestido de Gatitia, la verdad que era muy sexy, si no fuese porque nada más entrar a la fiesta ví que más del cincuenta por ciento de las zagalas lo llevaban ( premio a la originalidad se dice )
- Pasa Julio - Dijo Jessi - Creo que ya conoces a Emilio, está allí - señalando un grupo de chavales en corro
- ¿ Qué está haciendo ?- Pregunté
- Ah ¿ no lo sabías ? - Sonriendo - Emilio es conocido "rapper" de freestyle, participo en un par de torneos de "Batallas de gallos"
Las únicas batallas de gallos que yo conozco son las que había en el pueblo de Murcia de mi tía Susana cuando el gallo de su corral se enfrentaba a picotazo puro con el del vecino Horacio, un capullo cultivador de boniatos que se pasaba media vida intentando ligarse a mi prima, la cual era un engendro físico proveniente de la más maléfica interpretación del genoma humano a la hora de concebir un ser vivo, vamos en otras palabras, un adefesio, pero no deja de ser mi prima.
Volviéndo a la realidad del asunto el panorama era bastante desalentador, tuve que imaginarlo al ser gente de "letras". Una música sesentera sonaba en el fondo y diversos corros se concentraban cada uno en pequeños grupos.
La gente no se relacionaba nada más que con sus propios grupos y se notaba que más de uno de los presentes no sabía lo que era un cuerpo femenino más que lo conocido en clases de anatomía impartidas por su profesora sonriente y sexagenaria de cuarto de primaria.
Aunque por otro lado, esas gafas de pasta de la marca Rayban junto con esas barbas y patillas "cool" hacían que el paisaje presente fuese el óptimo para plantar la semilla del dinero gracias a la flor de la semilla del cannabis, que recurrente todo.
Las dos horas siguientes me las pasé vendiendo marihuana, tan en serio me tomé mi trabajo que vendí todas las bolsas, en total, 200 euros de puro beneficio en la noche, joder si que había salido bien mi "busines". Subí a mi casa a dejar el dinero y volver a bajar a la fiesta esta vez sólo con mi bolsa personal de hierba.
Al salir de la casa de las universitarias me dí cuenta de que los universitarios ya estaban ocupando el pasillo de la comunidad. En total tres grupos de tortolitos estaban alrededor del rellano del sexto con el quinto dale que te pego a besuqueos y demás juegos eróticos de novicios amorosos.
Por ahora no le di mayor importancia así que decidí subir a mi casa. Una vez dentro de ella tardé diez minutos en charlar con Manuela acerca de lo atrevida que es la juventud de ahora con esos trajes de gatita salvaje (cuando en mi época de adolescente en Halloween las chicas como mucho se disfrazaban de Tina Turner).
Decidí llevarme unos 5 gramos de hachís y dos gramos de marihuana. A porro cada veinte minutos tendría de sobra en la fiesta. Volví a bajar esta vez pensando en disfrutar de la fiesta y no ya en hacer caja con los chavales.
Al llegar a la puerta las mismas parejas de pipiolos salidorros se encontraban dándose el lote, todo en orden, al menos estaban tan concentrados en meter mano que no hacían nada de ruido lo cual me agradaba por la tranquilidad vecinal a esas horas.
Era ya la 1 de la mañana y desde hacía una hora aproximadamente la puerta se encontraba abierta, la música había dejado de sonar hacía rato y sólo se escuchaba el murmullo de cada uno de los sub grupos de charleta. Cuatro borrachos ocupando las esquinas y el grupo de los "rappers" haciendo un freestyle.
Jessi se encontraba junto con su dulce tentación de chocolate Belga (para los que hayáis decidido empezar por este capítulo no es una tableta de chocolate, es un suizo de dos metros con un rabo belga que vuelve loca a nuestra amiga de divinos pezones). Marta se encontraba sentada en el sofá del salón hablando por el móvil y con un calimocho en la mano. Decidí acercarme para charlar con ella.
Con Marta había hablado muy poco en todo este tiempo la verdad. Me comentó que estudiaba administración y dirección de empresas aparte de historia del arte. La veía menos que a Jessica por la comunidad ya que iba a la Universidad tanto por la mañana cómo por la tarde.
Los fines de semana trabajaba como azafata de congresos cuando la llamaban, sacando un dinero extra que compaginaba con el dinero de la beca, que me confesó que gastaba únicamente en temas que concernían a sus carreras.
- En el fondo es cómo hacer trampas y me siento mal, ya que a veces compro material para ADE con el dinero de la beca de historia - Me dijo Marta suspirando
- Joder hija yo no me preocuparía por nada siendo sinceros. - Contesté mientras encendía un porro de hierba recién liado - Si cuando yo fui a la Universidad me llegan a dar una beca, lo hubiese gastado en cualquier cosa menos en estudios, también debo decir que siempre he sido un niño grande así que mi madurez debe ser la misma que la de un Buzz Light Year programado con cuatro voces.
Una carcajada salió de Marta. La verdad que jamás me había fijado tanto en ella. Que cojones, no tenía nada que envidiar a Jessica al contrario. Era muy morena de pelo casi azabache, si no fuese porque era española podría pasar por una latina sexy.
Sus ojos se tornaban de color negro muy brillante, para ser unos ojos parecían de color azabache muy brillante, el pelo era rizado y ondulado, cayendo disimuladamente por sus mejillas haciendo bellas parábolas que adornaban su delgada cara.
Sus labios eran carnosos pero estrechos, dando la sensación de "morritos" de forma permanente cómo si fuese la dulce muñeca Betty Bu (un ídolo de los años treinta que representaba la heroína, pero eso es anecdótico, el 90 por ciento de las niñas, adolescentes y chonis que llevan a la muñequita ni por asomo conocen este dato).
Su forma de vestir no es de las que me llamarán la atención. Vestía con pantalones bastante anchos, camisetas de rap y cosas del estilo pero he de reconocer que físicamente era bastante preciosa, si bien seguía pensando que para mí era quizás excesivamente pequeñita para las magnitudes en cuanto a medidas soy yo.
Dos horas después, sobre las tres de la mañana y con dos calimochos y unos 5 porros entre ella y yo, decidimos ir a su habitación porque me quería enseñar sus dibujos.
Al parecer desde pequeñita su forma de relajarse era la pintura, concretamente bocetos hechos con lápiz de rostros humanos. Su habitación era un habitáculo pequeñajo donde una cama muy pequeña y una mesa de estudios era lo único que entraba. A todo esto había que sumar un armario empotrado que tenía la puerta abierta y poseía un montón de ropa ordenada por tamaño y colores.
Se notaba que era una persona ordenada y muy metódica. Eso siempre me gusta de las personas, da igual que sea hombre o mujer, no es una cuestión de que una mujer vaya a parecerme más atractiva por ello, pero por supuesto siempre es agradable encontrar personas que tienen el suficiente reparo y cabeza cómo para mostrar aprecio por los objetos que tienen.
-          Ven, siéntate conmigo en mi cama, que te enseño mi carpeta de dibujos – Dijo dando unas palmaditas a las sabanas.
-          ¿Desde cuándo dibujas? – mientras me sentaba
-          Empecé de chiquitita, verás, mi padre era un humilde taxista y mi madre una empleada del hogar. – Suspirando. – Él era un buen hombre pero demasiado loco y afectado por el alcohol, una noche, tras estar trabajando más de 12 horas se mató con el coche, él y el pasajero que llevaba. – Llorando – Tras realizarle un análisis de sangre vieron que había consumido alcohol esa misma noche. – Seguía llorando. – La forma que tuve de canalizarlo fue dibujando y es un hobbie que a día de hoy mantengo.
Probecita, a mi este tipo de historias siempre me rompen el corazón ¿ A vosotros no?. Sinceramente, no dejándome llevar por la tristeza o la lástima, la chica tenía una perfección a la hora de ilustrar rostros acojonantes.
Tenía diversas pinturas todas firmadas con la fecha en la que se hizo el dibujo, había de hacía casi una década y los rostros dibujados eran nítidos y totalmente reconocibles, ya que al lado de cada dibujo solía tener la fotografía usada para el retrato grapada junto a la firma.
-          ¿ Con qué edad te quedaste huérfana? – Pregunté
-          Yo tenía cinco añitos, a partir de ahí me dio por dibujar, aunque nunca he pensado vivir de ello, simplemente es un método o una vía de escape para relajar mi ansiedad y huir de los problemas.
Después de este comentario se hizo un silencio eterno que se rompió por la interrupción de Jessica, que abrió la puerta sin llamar y al vernos a los dos sentados en la cama, se quedó con cara de circunstancia:
-          Tía están rapeando en corro haciendo freestyle, ¡apuntate!- Grito Jessi
-          Coño allá que voy – Dijo Marta mientras agarraba una gorra Adidas poniéndosela hacia atrás.
Yo salí detrás de ella con el calimocho de Marta en mi mano y un porro en la otra. Poco a poco, como un espía del KGB infiltrándose entre unos obreros capitalistas conseguí llegar hasta el centro del meollo, donde Emilio el enano, tres notas más y Marta se agrupaban rapeando.
Sinceramente todas las ganas que me entraron de follarme a Marta se fueron viéndola pavonearse en plan rapera diciendo memeces sin sentido mientras se sujetaba el coño como si tuviese paquete realizando aspavientos macarras, ¡Qué desperdicio de chica!
Después le tocó el turno a Emilio el enano, que en teoría según habían comentado era un reconocido rapper de batallas de gallos. Lo único que hacía bien era la entonación notándose que le tenía cogido el truquillo pero sinceramente sus rimas se notaban que venían preparadas de casa, porque mientras los otros “concursantes” de la batalla hablaban sobre cosas que ocurrían en el momento lo de este chico era un monólogo de su vida con más premeditación que “arte espontaneo”.
El ambiente empezaba a deprimirme así que acabé sentándome al lado de un grupo de frikis que andaban debatiendo sobre si era mejor la psx, ps2 o ps3. Me uní al acalorado debate sólo con unas ganas tremendas de trolear y empecé a exponer que la mejor consola era la Nintendo 64 y que ya quisiera Sony acercarse un mínimo.
Tras lanzar la piedra, los tertulianos del debate comenzaron a discutir apasionadamente sobre el tema hablando de los mejores éxitos de Nintendo y Sony sacando a relucir la parte más infantil de Nintendo y la parte más cutre ( los componentes de fabricación ) de Sony, la lucha estaba servida en plato de fina porcelana.
Yo seguía bebiendo y bebiendo, una vez que se terminó el calimocho cogí un poco de ginebra con Sprite cortesía de Julián, uno de los chavales asistentes al debate friki, estudiante de ingeniería de telecomunicaciones y aficionado a Super Mario.
Me senté en el sofá liándome un último canuto mientras seguía bebiendo, la cabeza empezaba a darme vueltas y no conseguía concentrarme en nada, practicamente sólo escuchaba ruido y nada parecía tener sentido.
No se cuanto tiempo pase así, pero debió ser bastante ya que cuando pude ponerme de pie no quedaba ya casi nadie en la fiesta por no decir nadie.
Me dirigí al baño de las chicas totalmente mareado disponiéndome a mear. Cuando llegue al baño empecé a desinflar la vejiga mientras un estruondoso pedo tronaba por el habitaculo. Cuando llevaba cinco segundos meando una voz sonó dese abajo:
-          ¿ Qué cojones ocurre? – Mierda era el enano
Emilio se encontraba lastrado en el retrete vomitando, al ser tan pequeño y yo tan borracho ni me fije en que se encontraba allí totalmente abandonado a la suerte. Restos de mi orina caían por su cogote mientras su propio vomito inundaba su cara
Menudo rapper, había quedado en el retrete tras escupir su mierda de rimas, en este aspecto todo se encontraba en orden. Le pedí perdón mientras me volvía a cerrar la bragueta y disponerme a abandonar la casa dirección la mía.
Al salir me despedí de Jessica y de María que se encontraban limpiando la concina ( y que por supuesto yo no iba a mover ni un dedo por ayudarlas ).
Cuando estaba en las escaleras del séptimo sentí una pequeña patada en el tobillo:
-          Hijo de puta – Era Emilio el enano.
Se encontraba totalmente enrabietado pegando patadas contra mis piernas mientras intentaba morderme la rodilla. El puto zumbado no paraba de insultarme mientras un pestazo a vomito, meado y alcohol entraba en escena.
Cuando yo voy algo borracho, debo decir que no soy problemático en sí, pero si me tocan los cojones tengo demasiado poco aguante. ¿ Cuánto podría pesar este enano? ¿30 kilos? Yo peso 100 así que era una pelea entre un gnomo y un troll ( nunca mejor dicho ).
Le agarré del pescuezo y lo levante hasta la altura de mi cara, intento escupirme pero sin éxito, ya que del pedo que llevaba sólo alcanzó a lanzar el esputo hasta su barbilla. Fue en ese momento cuando, desde lo alto, lo lancé con todas mis fuerzas golpeándose contra el techo para finalmente caer arrastrándose por las escaleras hasta caer inconsciente en el rellano del sexto.
En ese momento parecía Dexter y la vida del enano poco me importaba. Eso sí, al ver que me había pasado me di cuenta que no podía dejarle ahí tirado así que lo agarre para llevarlo a mi casa. No puedo relataron con exactitud poco más, ya que no me acuerdo, debió subirse todo el alcohol a la cabeza, lo único que logro recordar en mi sesera es una imagen del enano golpeándose el cogote en los peldaños porque le llevaba agarrándolo de la camiseta…

CONTINUARÁ

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