CAPITULO 49: LA CAUDILLA COMUNITARIA (PARTE 1)

Era un sábado por la mañana bien temprano, de esos días que a uno le gusta trabajar a su aire (aunque por contrato de lunes a viernes haga las 40 horas establecidas, me gusta trabajar en pequeñas cosas de mantenimiento sin nadie tocándome los cojones). Mientras mis párpados se cerraban debido a los rayos de la estrella roja escuché a Jaime el hijo de Angelote cómo descargaba refrescos del camión de reparto.

Dentro de mis antepasados debe haber fuertes vínculos judíos ya que casi todos los sábados cuando les traen refrescos aprovecho para acercarme con la excusa de que tengo mucha sed por el trabajo consiguiendo una bebida gratis. Esto para Jaime que seguramente sea mucho más inteligente que yo es algo que toma cómo un juego entreteniéndose de las artimañas que uno se monta para expandir su tacañería aún más.

- ¿Qué prefieres Trina o Fanta? - Dijo Jaime adelantándose a mis movimientos - Por cierto esta noche vamos a salir a lo Pajares y Esteso algunos del barrio, ¿quieres venir? - Firmando el albarán al transportista.

- Pufff... esta noche juega el Real Madrid de pretemporada y tenía pensado ver cómo pierden... - Rascándome la barbilla - Aún así esta tarde cuando pase a ver a tu bar los partidos de verano ya te confirmo, dame Fanta jefe.

- Joder Julio, podrías venir - Golpeando mi hombro a modo amistoso - Además, el viejo también se apunta y con dos copas ya anda igual de ciego que un topo con miopía - Riéndose a carcajadas

Tras seguir hablando un rato con Jaime me acabé despidiendo de él volviendo a mis tareas. Mientras terminaba de dar forma a un seto pensaba en las risas que podía echarme con el bueno de Angelote. Si bien es cierto que el cabrón tiene un aguante sublime a lo que bebida se refiere, cuando lleva un par de copitas se cree el macho alfa de la manada, dando discursos sobre el devenir de la vida que un niño de 5 años con déficit de atención haciendo cuatro tareas distintas a la vez haría mejor.

Aunque por otro lado es fútbol es el fútbol. Si bien es cierto que adelgacé muchísimo ya para estas épocas, no creo que saliendo de fiesta acabe ligando ya que esas probabilidades en mi persona son bastante escasas. Un ruido me saco de mis pensamientos, era como una salida de tubo de escape mal colocada en un motor a punto de pasar a mejor vida.

Y allí entro en escena la Señorita Berlut con su nuevo mozo, aquel chaval macarra días antes había dado de leches además de confesarme tanto Emilio el madero cómo la propia Jessi "que le pongo". Ella bajó con una sugerente falda por encima de las rodillas mientras se despedía de su trigésima pareja en lo que va de año con un largo beso de tornillo. Aunque bueno en ese momento quién hablaba era mi envidia.

Por otro lado me hacía gracia que ese chaval, tras la pelea, se disculpó mediante Jessica, ya que ella le explicó el tinglado, creyéndole este. A veces el karma no es suficiente para algunos, que moran por la villa del señor cómo reyes y reinas del desparpajo.

Tras ver a Jessica me dí la vuelta para que no me viese o en caso de hacerlo no dar pié a ninguna conversación. Lo que me había quedado claro tras esto es que esta noche tocaba salir de fiesta. Y vaya que sí salí....

Bordeé el edificio para no cruzarme con la señorita Berlut y subí directamente por el portal transcurridos unos minutos. Una vez que llegué a mi casa hice unas cuantas flexiones y me dicerní con Manuela sobre unas sugerentes fotos de bikinis "brasileiros" en las imágenes del buscador de internet.

Al empezar la tarde, sobre las cuatro aproximadamente, empecé a pintar unos rodapiés del edificio con el fin de conseguir algo de tiempo antes de que comenzasen los partidos de fútbol de segunda división.

Cuando eran las seis de la tarde aproximadamente algún que otro vecino me entretuvo charlando desde sus balcones cuando me encontraba tirando a la basura los restos de pintura y cinta corredera. Me gusta interactuar con mis vecinos, saber cómo piensa quién te paga  hace que sepas valorar más aún tu puesto. Ser portero es parecido a ser un político, con la diferencia de que te pasas de campaña todo el día además de tener que cumplir tus promesas por cojones.

Empezaba a sudar con la misma intensidad que cuando era pequeño y comíamos barbaboa en casa de mi tío Julián, mientras chorretones de salsa barbacoa caían por el costado de mi cara y el sol atizaba mi sesera. Antes de que un golpe de calor (por no decir insolación) me dejase K.O, decidí entrar en casa y descansar un poco.

Decidí subir hasta mi piso por las escaleras saltando a la pata coja de dos en dos, llevaba un mes más o menos realizando este ejercicio, usando una pierna en cada rellano, consiguiendo mucha masa muscular. El único miedo que tenía es que alguno de mis más de 60 jefes me viesen pegando saltitos cómo si tuviese más retraso del que ya gasto de manera natural.

Ya encontrándome por el cuarto, apareció Doña Clementina, una señora que había vuelto recientemente de Valencia, dónde vivió por más de 10 años junto a su hijo y nuera. Al bueno de su pequeño le volvieron a destinar a estos lares dejando a su madre en la casa donde ella vivía con Don Cosme, el marido de Clementina que falleció hace ya 12 años (Que en paz descanse).

Doña Clementina tenía el pelo blanco brillante, algo rizado, débil y muy corto. Era excesivamente delgada, de estas personas que para dar un paso, aunque debido a su nerviosismo, es a paso rápido, no avanza ni la mitad que un caracol con problemas motrices.

Solía vestir con trajes negros que yo defino cómo "señora mayor de pueblo" atabiada con un collar de la virgen de los Ojos Grandes, en honor a su abuela, una señora de alta cuna originaria de Lugo (donde procesan devoción a esta virgen).

Lo más curioso de ella eran sus zapatillas de andar por casa que siempre llevaba consigo, o, cuando subía a los trasteros, siempre iba descalza a ellos, algo que me sorprendía por que, aunque estuviesen muy limpios, no dejaban de ser zonas comunales con peores acabados que el resto del edificio.

- Julio hijo, ¿que haces trabajando un sábado? - Paseando por el pasillo de su planta - Deberías descansar más, que esas cosas luego nadie las agradece - teniendo más razón que un Santo.

- No es por agradar, compromiso o querer quedar bien Doña Clementina - Mientras sonreía y ofrecía mi ante brazo para pasear con ella - Pero si que es verdad que mucha gente no me deja realizar mi trabajo durante el horario, no por mala fé, si no por desconocimiento - Suspirando - Así que para no tener malos entendidos con nadie, hago ciertas tareas fuera de horario.

- Pero eso no deja de quitarte tiempo, hijo - Agarrándose a mi brazo y comenzando ambos la rutina caminante.

- Claro que me lo quíta Doña Clementina, pero me otorga calma, tranquilidad y sobre todo no tener que escuchar mentiras sin mala fé, pero que descontextualizadas sólo crean confusión - Llegando casí a la puerta de su casa.

- ¿Te apetece entrar Julio? - Sacando las llaves de su casa del bolsillo del vestido - Hice una fabulosa tarta con las manzanas de mi hija la mayor, que tiene una finca en Gerona - Ya entrando hasta su casa - Además, la semana que viene me voy de vacaciones, necesito que airees la casa y riegues las plantas

- No hay problema Doña Clementina, entremos dentro y veamos que pedazo de tarta ha preparado, tengo curiosidad por sus gustos culinarios (Pillines, no pienso en lentejas ni en Crash Bandicoot) - Cerrando la puerta de su casa.

- Bueno pues mientras preparo un café, siéntate en el salón o sal a la terraza para que veas las plantas - Yendo la buena samaritana a la cocina.

Me encantaba el pasillo de la casa. La única razón es que estaba forrada de madera y se notaba que el trabajo estaba hecho por un maestro ebanista, los decorados de la madera, que ya deberían tener decenas de años, era una obra artesanal de las que hoy en día no es que cuesten mucho dinero, es que encuentras muy pocos que sepan hacerlo.

Seguí avanzando por el pasillo para llegar al salón, tenía curiosidad de ver que plantas debería regar, ya que tengo un truco, en función del tamaño de estas, coloco goteadores de agua, supervisando una vez por semana que todo funcione bien olvidándome así de tener que regar diariamente o cada "x" días.

Cuando estaba llegando casi al final del pasillo, iba yo despistado mirando el fino trabajo del maestro carpintero cuando ...

- ¡Pum! - Golpeándome contra un objeto contundente - ¡Ay, mi hombro!

Lo que más me sorprendió es que con mi peso, el objeto ni se moviese de su lugar aparte de haberme hecho trizas el hombro.

- Uy Julio, cuidadín, olvidé que Don Paco está ahí vigilando siempre - Escuchándose ruidos de cacerolas.

-¿Don Paco? - Extrañado volteando mi cuerpo para ver el objeto - ¿Será un busto de su marido? Si se llamaba Don Cosme...¡Coño! - Exclamé en bajito.

Y tan bajito,  era una estatua a tamaño real de Francisco Franco con su traje característico junto a la capa de zorro. Un problema de estos pasillos es la falta de luz cuando se colocan esterillas o cortinas en las ventanas impidiendo que la luz pentre. Doña Clementina poseía unas cortinas de terciopelo de origen árabe, en un color rojizo que provocaba que la luz que penetraba fuese casi del mismo color que la propia madera, sin iluminar un carajo.

- ¡Ais Julio! - apareciendo Doña Clementina por detrás - Este busto del "Caudillo" es un regalo que le hizo el mismo en la inauguración de un pantano en el 63. - Mientras con un paño daba brillo al busto - ¿No te habrás lastimado verdad? - Mirando más al busto que a mi mismo.

- Pues no Doña Clementina, no me pasó nada con el Caudillo, jejeje - Dirigiéndome rápidamente para el salón, intentando así salir de esa tensa situación.

Y... madre mía señores... Ese pasillo... Era todo un homenaje al Franquismo Español en su más alto grado... Fotos de Primo de Rivera, de Franco, Fraga, Carmen "La Collares", Tejero dando el golpe de Estado... Esta señora era una yonki del franquismo, algunas personas se drogan para alterar su estado de ánimo, esta señora con ver una foto del valle de los caídos ya tiene "merca" para rato por sus venas...

Me senté tranquilamente en el sofá mientras curioseaba con la mirada las estanterías de madera que decoraban el salón, como siempre haciendo uso de mi puto trastorno obsesivo fijándome de que muchas de ellas estaban torcidas. Aparte de eso, muchas fotos de sus innumerables hijos, nietos, bis nietos y un largo etcétera.

Al cabo de unos minutos apareció Doña Clementina con una bandeja, apremiándome a ayudar con la faena.

- Vayamos mejor a la terraza, Miguelito - No sé por qué, pero muchas veces me llama "Miguelito"

La verdad es que el sol pegaba con firmeza a esas horas de ya los comienzos de la tarde y el aperitivo preparado por mi "Caudilla" me sentó a las mil maravillas. Una tarta de manzana con gajos de esta totalmente naturales y una crema pastelera que ni yo mismo cuando improviso a cocinitas con "Manuela".

Doña Clementina y yo, tras tomar algo nos quedamos tranquilamente disfrutando de los rayos de sol y de las urbanitas vistas de la casa. A lo lejos se veía el Junquer´s Park, curiosamente los chicos que antes frecuentaban ( y me puteaban ) casi a diario habían desaparecido por un nuevo grupo de chavales latinos.

Antes de que muchos se lleven las manos a la cabeza, que os veo venir, estamos hablando de un "cambio" de parques pacífico. Los chavales Junquer´s se habían pasado a una nueva moda llamada "Parkour" que vamos, en mi época de mozo ya existía pero no con la masificación de ahora.

Entonces estos iban al otro parque del barrio, donde había máquinas para ejercicios de Calistenia que aparte de dos "mataos" no usaba nadie, un buen uso de mi dinero en impuestos (si bien es cierto que ese parque, no lo piso ni delgado, por la verguenza de ser incapaz de hacer tres dominadas seguidas).

Y estos chavales latinos, sabía por Angelote, que era amigo del padre de uno de los chavales, que se juntaban allí para jugar en las pistas de basquet por un equipo municipal que habían formado. Y joder, esa era la realidad, estos chicos latinos no causaban problemas en mi comunidad y alrededores, no se drogaban, mucho menos armaban jaleos, no cómo los Junquer´s Team.

Y a buena hora tuve la grata idea de comentar en voz alta:

- Ha visto Doña Clementina a la juventud - Señalando a los chicos latinos - Están todo el día haciendo baloncesto, sin duda eso es salud no cómo los otros chicos que se juntaban allí antes.

-¿Quiénes? - Gritando en voz alta con una vena por la frente notoria - ¿Los Bolivarianos esos? - Gritando aún más fuerte - Esos hijos de la hoz y el mart...

- ¡Pum! - La Caudilla del edificio cayó desplomada al suelo.

- ¡Clementina! ¡Joder! ¡Contesta! - Mientras me agachaba - ¿Y ahora qué coño hago? - Pensé en voz alta.

CONTINUARÁ




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2 comentarios

comentarios
27 de noviembre de 2017, 1:37 delete

Demencial como siempre shur! Que ganas tenía de volver a leerte, me alegro que hayas vuelto :)

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3 de febrero de 2018, 20:53 delete

Grande shur, hacía unos meses no te leía, suelo abrir el blog mensualmente o así y luego leer lo que me falte. Sigue con las historias que molan un monto.

Madre mía con doña Clementina ahora ��

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